martes, 11 de enero de 2011

Aquel Chico que miraba las estrellas. Variacion 1

Siempre que el dia comenzaba a debilitarse, justo cuando los colores mas apasionados se manifestaban sobre las nubes, aquel chico salia de su casa. Llevaba consigo papel y lapiz, se sentaba en el lugar que mas le parecia comodo, se relajaba un poco antes de lavantar la cabeza y observar el cielo... Habia visto las nubes en la infinita aleatoriedad de sus formas, como los colores van convirtiendose en otros, el rojo envejecia hasta el azul obsuro, el blanco resplandeciente algunas veces se tornaba gris y otras en un rojo fuego maravilloso.

Costumbre poco comun es la de mirar al cielo en una base regular, a cierto horario, desde cierto lugar en ciertas epocas de ano, pero tal costumbre no ordinaria no parce extrana a un nino no ordinario. Al parecer comenzo una tarde de otono, al estar participando en un juego de futbol en la colonia, le habian dicho repetidas veces que levantara la cabeza para ver hacia donde enviaba el balon... (el solo experimentaba el contacto con una pelota y esperaba poder hacer algo divertido) cuando tenia la pelota en los pies, se inclino para cubrirla, dio una media vuelta al momento que se erguia, levanto la cabeza, miro el cielo, olvido a sus companeros, dio un golpe a la pelota y al nivelar la mirada era ya otra persona.

Como para cualquier persona la vida no habia sido facil, pocas veces se ocupaban de darle el tiempo que pedia, tenia hermanos, y todos ellos necesitaban atencion, en diferentes formas, y la mama hacia lo que podia, sin embargo nunca quizo detenerse a cabilar, tenia los deseos tan atras y las heridas tan grandes que solo buscaba ir hacia adelante. El padre era todo un ejemplo, con limites, claro como cualquiera, pero con el caracter poco templado y nunca la angustia toco su rostro.

La Mama habia recibido sus mayores alegrias en un edificio religioso, o quizas justo en la puerta de aquella iglesia de ladrillos cafe, justo donde las escaleras llevan a la entrada habia tenido sus mejores revelaciones, habia escuchado y visto como la risa se le escapaba. Ahi adquirio ese toque de humor unico. Tal que podia hacer como la mejor actriz, cambiar de la risa al llanto o al enojo, que en su caso era lo mas comun. Habia sufrido tanto, las heridas eran tan profundas que una vez sanas, las defendio para que todos las vieran pero nadie pudiera siquiera tocarlas.

viernes, 7 de enero de 2011

Aquel Chico que miraba las estrellas.

Habia adquirido una aficion probablemente muy comun, la de mirar al cielo. El mismo ha imaginado (tal vez recordado) como comenzo en este habito. Pudo haber sido una tarde de invierno en su ninez, cuando al jugar Futbol en el parque levanto la cabeza justo cuando en el cielo se podian ver simultaneamente el color rojo sangre del atardecer y algunos puntos luminosos en un manto azul dentro de la misma amplitud visual. O tal vez aquella manana en que viajaba hacia el sur y admiro serenamente como las nuves empezaban a jugar con los colores que desprendian, eso lo conmovio debido a que su novia lo habia mandado a volar sin ninguna razon.

Sin embargo, era casi imposible poder conversar con alguien acerca de sus observaciones, a esa edad a nadie le interesaba y quizas nunca les interesaria saber de algo tan inutil. El chico habia podido leer en algunas paginas prestadas algo parecido, la poesia de Dario y Neruda se asimilaban mucho a las conclusiones que el habia obtenido de mirar al cielo. Despues estudio los simbolismos de las cosas, el significado oculto de las acciones y palabras, pero nunca lo entendio, en ocaciones podia intuirlo pero de manera forzada. No le veia el caso a decir cosas que significaran otras, pensaba que solo se estaban tratanto de burlarse o que, en ciertos casos, se trataba de una purga, de llamar la atencion de los mas picaros, de los hipocritas, de esos que piensan dos veces antes de querer ser amigos.

Las aficiones dicen mucho de las personas, mas no todo. Pocas veces se tiene una perspectiva rigurosa de lo que significa tal actividad, la mayoria del tiempo las despreciamos al no verle un valor real. Criticamos el tiempo perdido en base a lo que queremos que hagan por nosotros. Pero nunca tendremos razon, las pinturas mas hermosas y apreciadas alcanzan valores monetrarios exorbitantes, la poesia mas dulce logra ablandar corazones, los ensayos mas estudiados aun pueden generar ese cosquilleo en la parte alta del cerebro.

Las opciones de felicidad son muchas, cabilaba aquel chico mientras atardecia, por que entonces nos concentramos en actitudes negativas?. Recuerdo haber visto en la television como se propician estas situaciones, la sed de venganza siempre se lleva a cabo sin ningun inconveniente, se hace resaltar la victoria del aque que mas odio tiene incluso le asocias caracteristicas racionales extraordinarias, como la capacidad de calcular friamente las situaciones y poder introducir el elemento venenoso. Pero en la realidad nunca es asi, o quizas muy pocas veces pero aun asi los resultados son decepcionantes. Tal victoria nunca trae satisfaccion, sino que engendra mas odio. Tal vez aunque seamos personas buenas vivimos alimentandonos del odio ajeno.

A lo lejos, en su casa, se oian sonidos de canciones viejas, que conocia perfectamente, temas de Agustin Lara interpretados por Pedro Vargas, Tona la Negra o otros. Ellos le habian platicado del amor, del antiguo amor, de la belleza de la mujer, de como unos ojos negros desvanecian la razon, de la experiencia de besar unos labios rojos. Y el los comparaba con los colores del cielo, y pensaba que para poder admirar los ojos de una mujer era necesario que fuera de noche, que la luna estubiera llena, preferiblemente en octubre, que el aire corriera suavemente con algunos laspsos de violencia (para darle valor), que en derredor solo hubiera arboles otonales, para poder entonces robarle un beso a esos labios rojos, y aun mas que eso poderle compartir sus observaciones a esa muchacha de los ojos negros y los labios rojos, de piel blanca y pelo castano.